viernes, 11 de septiembre de 2009

Anécdota de las Infantas con un mantero en Mallorca


Se que tengo muchas cosas que comentarles en el tintero, pero hasta que no inventen un ordenador, que tenga enlace directo con la mente, no puedo plasmar todo lo que veo, escucho y huelo; la verdad es que me pilla el reloj , el calendario y los acontecimientos.

Pero bueno, para comenzar a calentar, solo os contaré una anécdota ocurrida aquí en Palma este verano, cuando los principes paseaban por los alrededores del Parc de la Mar, en compañía de las herederas, y al pasar por una de los mercadillos artesanales tipicos de verano, un inocente comerciante ambulante les regalo a las chiquillas un par de bolsitos en miniatura.

Cual no sería la sorpresa del pobre hombre, que le fuéron devueltas tales dádivas desinteresadas, aduciendo alguien del séquito, que parte de la enseñanza de tan conspicuas niñas, desaconsejaba tal aceptación.

Espero que tal plebeyo, no sepa de los regalos que recibe sin rubor el abuelo de estas infantas, que no solo los celebra y acepta, sino que estas mismas, navegan y disfrutan cada año en uno de ellos, llamado Fortuna.

Vamos hombre, que tu regalillo, hasta yo te lo devolvía, ya que de seguro que los mil duros que pudiera costar, no está a la altura ni siquiera de sus altezas.

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