domingo, 19 de octubre de 2008

Corte Inglés Avenidas y sus Ascensores

Pocas veces sucumbo a visitar el templo del consumismo llamado "El Corte Inglés", pero en la necesidad de cambiar un producto regalado no me quedó mas alternativa que acudir al que está en las avenidas en Palma de Mallorca.
Lamento que él o la que lea este artículo, le será inolvidable, cuando experimente como yo, una serie de situaciones al interior de aquél enclave, que por cierto si no las analisamos, pasan inadvertidas, tal como El Corte Inglés quiere o espera.
Lo primero, al cometer la estupidez de acceder en coche a su parquing privado, nos encontramos con que después de haberse registrado nuestra entrada con el correspondiente tiket, nos pasamos 10 y 15 minutos encontrando un espacio para desembarazarnos del bólido, luego despues de haber cumplido esta primera meta, que pareció dificil, aún nos queda otra peor......la de esperar alguno de sus tres ascensores, que normalmente (reloj en mano) tarda entre 3 y 5 minutos. Como usted sabrá, hay mucha gente que aborta la misión y decide subir por las ramplas automaticas, mas tediosas pero no tanto como la espera inútil del artilugio.
Luego cuando por fin llegamos al coto de caza elegido, encontramos a otras víctimas esperando con cara de ruego a algún empleado que se digne a atendernos, aunque que de por sí intuímos que será una suerte que nos toque tal premio, porque por cada empleado hay en promedio entre 8 y 12 personas esperando su atención. Si por algún motivo me hubieran llevado maniatado y cegado y me hubieran liberado allí, habría pensado que es un lugar donde regalan las cosas y no que las venden, bastante caras por lo demas.
En resumen, el cambiar este pantaloncito de bebe de un valor de 18,90, nos costó 2,40 y mi sospecha (ya saben, soy mal pensado) es que todo está calculado sutilmente para inducirnos a pasar por toda la tienda, demorar lo mas posible nuestra estancia y por supuesto cobrarnos mas por el parquing, que entre otras cosas mantiene una carga de gases co2 que si fuera medida por cualquier ecologista o experto medio ambiental, se les caería el pelo del veneno por el que pagamos una pasta respirar.
Un control a tan poderosa cadena de tiendas es impensable, llamarle la atención al poderoso y galardonado Isidoro Alvarez, ni de coña; solo nosotros, despertando de este sopor al que nos tienen subliminalmente manipulados podemos libremente decir basta a tanto intento de aborregarnos.






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